Al igual que a los humanos, el cambio de temperatura en invierno afecta a los gatos. La
Dra Maria Grazia Calore, doctora veterinaria experta en conducta de animales domésticos, nos explica algunos cambios en la fisiología y el comportamiento que podremos observar en nuestros amigos felinos.
¡Brrr... qué frío!
En invierno los gatos lucen un pelaje más grueso; en algunas razas los estratos más profundos del pelaje se hacen más espesos. Para incrementar el grosor del pelaje y facilitar así el mantenimiento de la temperatura corporal, los gatos en invierno producen capas más tupidas.Es necesario prestar atención a los gatos pequeños y a
los gatos más viejos: los primeros tienen una termoregulación menos eficiente y los últimos se mostrarán más afectados por el frío debido a problemas que afectan típicamente a los invidivudos de su edad: decrecimiento de la masa muscular, artritis, descenso en la actividad inmunodeficiente.
¡Me vuelvo más vago!
Con la llegada del invierno, el gato saldrá al exterior de forma breve y esporádica. Preferirá dormir en sitios cálidos, o quizás en la cama, cerca de la calefacción. La predilección del gato por los sitios tibios para dormir es bien conocida por los granjeros, quienes desde siempre han obervado el lugar y la duración del sueño de los michos para predecir el advenimiento de las heladas y la nieve.Un gato acostumbrado a dormir afuera buscará rincones angostos y protegidos donde dormir, tomando la clásica posición parecida a un donut, la cual resulta apropiada para mantener el calor corporal. Si se trata de un pequeño grupo de felinos en el que reina la armonía, entonces los gatos dormirán juntos para calentarse, sobreponiéndose a toda timidez.Además, entre
los escondites favoritos del gato en invierno también podemos encontrar los coches: los más pequeños se meterán en el compartimento del motor y los más grandes dormirán sobre las ruedas. Por lo tanto, ¡recordemos hacer ruido antes de arrancar el coche para darles la oportunidad de que salgan!
Algunos consejos para ayudar a nuestras mascotas
Si tenemos un micho,
protejámoslo del frío y mantengámoslo en casa. Para satisfacer su
inclinación por los lugares cálidos, podemos poner una silla o una hamaca para gatos cerca de una fuente de calor. Debemos proveerles de
juegos y estímulos, actividades a su medida que hagan agradable su estancia en la casa.En cuanto a los gatos que viven fuera, ya sea solos o en grupos, podemos intentar facilitarles un sitio seco y protegido para dormir. Por ejemplo, podemos forrar el exterior de una caja de cartón con plástico, o incluso rellenar su interior con poliuretano o con mantas. Es conveniente cambiar las mantas si se mojan o se quedan húmedas. La apertura de la caja debe ser bastante pequeña, de forma que se escape el calor lo menos posible. Por último, podemos también facilitarles agua y comida, cambiándoles con frecuencia para evitar que se congelen.