El perro es un animal social: por naturaleza, necesita formar parte de un grupo, con el cual compartir los espacios de vida y las actividades de la familia. Por ello, como podemos suponer,
su compañero favorito es el dueño. Sin embargo, a menudo debe lidiar con las ausencias de éste y del resto de personas de la casa, quienes deben cumplir con sus trabajo y compromisos. En estos casos, debemos considerar que existe el riesgo de que el perro cause daños menores en el hogar por motivos como el aburrimiento. La
Dra. Maria Grazia Calore, veterinaria y experta en comportamiento animal, nos ayuda en este artículo a definir algunas reglas que nos servirán para salvaguardar al perro al tiempo que la integridad del espacio doméstico, cuando debas salir y dejarle solo.
1. Limitar las horas en que el perro se queda solo.
Un prerrequisito fundamental para gestionar mejor la soledad de nuestro perro consiste en
limitar las horas en las que el animal permanece sin compañía. Por ejemplo, puede comprometerse a pasear a su mascota en la hora de la comida, coordinar turnos con otros miembros de la familia o confiárselo a un amigo o un cuidador. Igual de fundamental resulta que evite confundir la necesidad de su perro de socializar con la existencia de factores externos que son de poca importancia a los ojos del perro, como la mera presencia de un jardín para jugar.
2. Cuide la relación perro-dueño
Una buena relación entre el perro y el dueño ayuda a aliviar la sensación de peligro que siente el animal cuando se queda solo. Sobre todo si hablamos de cachorros, para los cuales el dueño reemplaza a la madre y representa una base sólida desde la cual salir y volver. Gracias al
refuerzo positivo por parte del dueño, el perro puede llegar a ser más independiente y reaccionar así con más calma frente al desapego del grupo social al gestionar mejor sus emociones.
3. Acostumbrar al perro a quedarse solo de a poco
Cuando llega un cachorro a su casa, debe conseguir
acostumbrarlo a quedarse solo de forma gradual. ¿Cómo? Empiece por dejarlo solo en una habitación durante cinco a diez minutos. Si se queja, proporciónele una actividad alternativa, y evite consolarlo de forma inmediata. Al reunirse con su cachorro, intente hacerlo aprovechando un momento de relativa paz, y sin hacer mucho alboroto. De este modo conseguirá que no asocie su estado de tranquilidad con el regreso de la persona en la que más confía.
4. Establezca una rutina con el perro
Contar con una rutina predecible es un arma eficaz para reducir el estrés en un perro.
Respetar los tiempos fijados para las diferentes actividades, como la alimentación, las acciones de caminar, jugar y la limpieza, ayuda a que el animal aprenda a tolerar mejor los períodos de separación del grupo social.
5. Pasar tiempo de calidad juntos
La calidad del tiempo compartido entre animal y propietario resulta fundamental. En cada oportunidad de interacción social – juegos, socialización con otros perros, co-habitabilidad en la casa- el propietario debe proporcionar una retroalimentación continua (con palabras, premios o juegos) que van mucho más allá de caricias y alimentos.
6. Proporcionar al perro un lugar seguro
El perro debe
contar con un lugar seguro (como una caseta, cubierta, o cojín) que representa paz y tranquilidad y que no está asociado con malos recuerdos. Podemos describirlo como una "isla feliz", donde el perro recibe por parte de su propietario golosinas, como caricias, juguetes masticables y recompensas de comida. Este lugar seguro puede ser, para un cachorro, un recinto que se encuentre en la zona más frecuentada de la casa, para que no lo asocie con la soledad, y que se mantenga abierto en determinadas horas del día. Al colocar a la pequeña mascota dentro de la caja, debe proporcionarle estímulos positivos (premios y juguetes) para que evite asociar el hecho de estar en ese lugar con un castigo.
7. Proporciónele actividades durante su ausencia
La clave para evitar que el perro provoque daños en la propiedad consiste en
ofrecerle actividades alternativas para que se recree durante sus momentos de soledad. Y es que los perros, como los humanos, se aburren. Para ello puede usar juguetes masticables que le mantengan ocupado, pero siempre recuerde ofrecerle estos juguetes en su presencia, al menos las primeras veces. De esta forma asegurar que los artilugios se perciban como una recompensa antes que como una señal de ausencia de su cuidador o cuidadora. Y para mantener el interés del perro sobre los juguetes, conviene que tenga contacto con ellos de forma alternada, es decir, que no acceda a ellos permanentemente.
8. Evite los castigos tardíos
Limite, tanto como sea posible, el estrés que los castigos causan al perro. Para ello, se recomienda no reprenderle por el mal comportamiento (como daños a la propiedad) después del hecho, porque el animal carece de las herramientas para vincular el castigo con lo que ha cometido. Este tipo de acciones le llevan a que perciba al dueño como alguien impredecible y puede acarrear que se sienta más inestable.
9. Póngase en contacto con su veterinario en caso de agitación repentina
Nunca subestimes una manifestación repentina de angustia de su perro ante la necesidad de dejarle solo en casa. Y es que, probablemente, su perro esté asociando el “quedarse solo" con el peligro, como consecuencia de haber vivido un acontecimiento traumático durante alguna estancia a solas, como fuegos artificiales o una dolencia física. En estos casos, se recomienda
ponerse en contacto con un veterinario especializado en comportamiento animal, quien evaluará la posibilidad de iniciar una terapia con medicamentos.