Las vidas de aquellos que pasan tiempo junto a un perro o a un gato pueden ser diametralmente diferentes: mientras que el felino doméstico, a menudo
injustamente considerado un oportunista, es un amigo discreto, el perro se distingue por su lealtad y dedicación completa a su dueño.Si el gato es una
mascota afectiva, el perro, en cambio, se distingue por una naturaleza social que facilita la convivencia con los seres humanos. Ambas especies -es un hecho- tienen una profunda tendencia a la comunicación (los humanos utilizamos el lenguaje hablado, el perro se expresa usando el lenguaje corporal) y a la creación de vínculos afectivos. Pero, ¿cuáles son las señales de afecto en los perros? La
Dra Maria Grazia Calore, cirujana veterinaria y experta en comportamiento animal, nos ayuda a reconocerlas.
¡Estoy contento de verte! ¡Bienvenido!
Mover la cola, ladrar, dar saltitos, una mirada alegre y la provocación al juego: éstas son las señales típicas que usa el perro para expresar la alegría de estar junto a nosotros. ¡No importa si nos hemos ausentado durante horas o sólo unos pocos minutos!
Estoy atento a ti. Necesito saber cómo comportarme
Un perro mira a su amo porque lo considera un
referente social en cuanto a comportamiento, un amigo de confianza que lo ayudará a entender si una situación es peligrosa o no lo es.
¿Hacemos algo juntos?
A menudo el perro nos señaliza su deseo de interactuar con nosotros tocándonos con sus patas, o dando saltitos ante nosotros. Si es un perro tranquilo y bien educado, también puede que se siente enfrente nuestro y nos mire poniendo su hocico cerca de nuestra mano. Todas estas son señales de afecto. Los perros nos ven como seres con quienes pasar tiempo juntos resulta placentero, y con quienes se puede cooperar para lograr un objetivo común.
¡Quiero estar cerca de ti!
Muchos perros, en sus momentos más emocionales, quieren estar literalmente cerca de su amo, ser abrazados por éste. La cercanía física a nosotros conforma para el perro una condición de seguridad: nos consideran miembros de la manada en quienes puede confiar, y de quienes pueden recibir protección y amistad.Por último, no olvidemos el hábito del perro de lamer a su amo, que es una señal de afecto, entre otras cosas.